Dice nuestro refranero que le dijo el olivo al amo: “Si
alguna vez me olvidares, tálame y no me ares”. Con este refrán se nos enseña
que el olivo no requiere del arado, pero sí de una tala. El olivo de la huerta
la Brujera lleva algún tiempo sin ser talado, así que hoy día 2 de enero le he
dado un ligero pelado. Después de algunos años podando, hace poco tiempo cambié, y por fin ya no me gusta podar demasiado; la
poda buena es la poca o ninguna poda.
Las ramas las he cortado con la tijera en pequeños trozos, así las he dejado en el suelo. Algunas varetas las mantengo para usarlas como pequeñas estacas.
Hoy he descubierto que hay una mata de habas que ha salido
sola, que se habrá resembrado de cultivos anteriores. Creo que debo intentar ir
aumentando el número de habas progresivamente, de modo que sea la planta más
habitual tras las lluvias de cada otoño. En mi proyecto de huerta intentaré ir
sustituyendo las hierbas no comestibles, en otras que sí me proporcionen
alimento. Esta mata de haba solitaria viene a demostrar que para que una haba
crezca no hace falta ni mover el suelo, ni abono, ni la mano del hombre. ¿Podré
conseguir que este ejemplo se multiplique por todo el huerto.
Esta foto es de los refugios para caracoles que
estoy haciendo utilizando algunos ladrillos que me encuentro por allí. Este
montón lo he colocado debajo del olivo para resguardarlos del sol, así estarán
algo más frescos en lo largos meses del verano.
La huerta la Brujera me sigue dando alimentos sin que yo
haga nada. Después de la tala me traje una buena cantidad de aceitunas.
Mi madre me aconsejó que para machacar las olivas verde utilizara un trapo y una maja.Y resultó de los más sencillo.
Ahora las tendré durante 8 o 9 días en agua, que la iré cambiando cada noche.
Me he puesto a ver en Internet varias formas de conservarlas y hay montones. He decidido probar con la salmuera y con el aceite. Estoy deseando probarlas.